No es coincidencia que el rojo,el color de la pasión, fuese el elegido para adornar y proteger la chapa de este ebro modelo 160. A la manos de su propietario Agustín, ha peinado a grada las laderas del monte con unos trazados sinuosos y poco profundos pero dotados de un toque personal que distingue sus parcelas de las de sus colindantes. En la imagen observamos con detallela delicadeza con la que el agricultor ataca el terreno.
lunes, 8 de enero de 2007
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